lunes, 4 de febrero de 2013

Silencio, Castle.

Castle es el tipo de serie que empieza sin pretensiones, que empiezas a ver a la hora de la comida los viernes por la tarde y va creciendo poco a poco en tu corazón.

Pero no es solo una serie procedimental con personajes majos que sigue más o menos igual durante cinco temporadas, si no que tiene una parte importante de personajes, y es eso lo que le ha permitido crecer en riqueza de argumentos y desarrollar los personajes hasta convertirse en algo más, aún sin perder su toque inicial (los chicos continúan capítulo a capítulo llevándonos por los bajos fondos de Nueva York).


La sorpresa (¿inesperada?) ha llegado esta temporada, porque después de llegar en la finale de la 4ª a un punto de clímax que nos hizo temblar, ante la duda de qué harían después, la 5ª ha empezado pisando fuerte.Y es que frente a ese abismo donde muchas series van a morir, los guionistas de Castle han sabido dar un paso atrás, mirar lo que habían dejado a sus espaldas y lo que tenían por delante y salvar ese salto con maestría y dignidad. Y no solo eso, si no que nos están dejando una de las mejores temporadas en lo que va de serie.

Es el momento de echarnos en el sillón y dejar a la serie hablar.

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